4 de julio de 2011

Dos, treinta y siente

Ya, no hay caso. No me puedo dormir. Me giré para ver la hora en mi celular, aunque algo me decía que eran las 2:37. Error. Eran las 2:36, pero en una fracción de segundo cambia a 2:37. Coincidencia. O casualidad, como usted quiera llamarlo.
Siempre hay coincidencias, todo el mundo las tiene, pero coincidencias no tan banales como adivinar la hora que es. Me refiero a casos más rebuscados, esos son los que llaman la atención. Encontrar a alguien que, al igual que tú, come las manzanas con sal; toparte en una tienda enorme a alguien que, en ese mismo instante busca el mismo libro que tu; o ir en un colectivo pegada con una canción añeja de Erasure y que de pronto la toquen en la radio. ¿Cómo pasan esas cosas? Me aburre cerrarme a lo de una 'simple casualidad', y encuentro muy predestinado eso de estar conectados. No. No creo estar conectada con el reloj de mi celular. De ser así, no lo mandaría a la cresta cada día a las 7 a.m.
Curioso es que, con este inusual evento, se me venga a la memoria la teoría del sincronicidad que Carl Gustav Jung propuso alguna vez, en tiempos remotos (hace casi 60 años atrás, traída al presente por mi muy estimado profe de filosofía (profe, yo si pesco sus clases y me leo sus textos. De hecho, le quiero hacer un club de fans). Curioso es que me haya tocado estudiar su obra hace tan solo un par de semanas atrás y que, de no ser por ello, este evento no sería más que una coincidencia absurda en mi vida y por alto lo habría de pasar. La única interrogante que me resta por responder, en este caso, sería, ¿Sincronicidad con quién?¿Con qué inconsciente colectivo me sincronicé?¿Con los creadores de mi celular?¿Con máquinas que lo construyeron parte por parte en un ciclo de producción serial?¿Están ellos, además, sincronizados con los demás usuarios de este celular?¿Aló, Sony Ericsson?

En fin, todas las conclusiones son descartables.

Arrebatadamente y en contra de las normas, titulé la entrada antes de empezarla. Debió haberse llamado "Pelotudeces que suelo cuestionarme en las noches" (fragmento).

2 comentarios:

  1. lo que mas me gusta del texto es la palabra banal, es una de mi diccionario personals, te veo en 6 horas mas.

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  2. Las coincidencia no existen, todo sucede por algo. No quiero ser de esos espiritistas new age, que leen el secreto (una mierda de libro por cierto, todo es copiado de los antiguos artículos del poder psicotronico). Tampoco significa qe busques los hilos unos por uno para encontrar lo quieren decir, después de un tiempo aparece solo, las "coincidencias" lo tornan mas divertido.

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