30 de junio de 2011

Mañana descremada

Despertar, mirar por la ventana y ver esa mínima capa de nieve de la noche anterior dejando asomar un poco de pasto, y ver a la vez como sale el sol a través de los árboles.. es lo máximo.
Me encanta el invierno. Si, me vivo quejando del frío y sobre todo si me acompaña un varón (que excusa más buena), pero después de todo, me encanta. Imposible no profundizar en clima si de invierno estamos hablando, por que es la razón de que dicha estación sea tan genial. Salir y sentir esa brisa que parece agradable, pero que termina por configurar una especie de máscara de hielo que impide mover varios músculos de la cara; caminar amortiguado por la cantidad excesiva de calcetines (de polar, lana y chiporro) que se lleva; andar como pingüino para prevenir las caídas (y un posible bochorno, por que típico aparece el mino de tu vida en la otra vereda y te ve de poto en el suelo) a causa de la escarcha; para luego llegar a la casa y no poder abrir la puerta por tener las manos tan jodidamente congeladas que se vuelve imposible agarrar el manojo, y que aun imaginándote echada en el sillón tomando un tecito caliente logras sacar la fuerza suficiente como para girar la llave en la cerradura.. eso es invierno.
Cómo no me va a gustar el invierno entonces? Y eso que todavía no menciono todas las genialidades que acarrea la estación! (llámese nieve, monos de nieve, nieve con leche condensada, angelitos de nieve, etc.)
Pero para eso queda todo el mes, incluso más si se trata de Magallanes.

28 de junio de 2011

Érase una vez..


Nunca cuento las cosas. Nunca. Y me quejo de que los demás no me entienden, de que nadie se da el tiempo para escucharme. No. En verdad no me quejo, pero cómo me gustaría tener un gemelo que me cache todo y entienda lo que me pasa. Los problemas pelotudos y los no tanto, las dudas, las crisis, las alegrías, las penas y las nada. Si, nadas. Son los que más tengo y los que más me acomplejan. Y de seguro usted no entiende que cresta estoy hablando, pero así como algunos son felices y otros depresivos, yo tiendo a ser nada. Por eso he decidido crear este espacio con el fin de que alguien quizás, al otro lado de la galaxia, me lea, me capte y, en una de esas, me entienda. No es que me crea Juan Pablo Castel para mis cosas, pero se dio la simple coincidencia y aquí estoy. Siéntase libre de seguir mis publicaciones y saque las conclusiones que estime de mi persona pues le estoy dando el brazo. 
Soy Pilar y soné bastante depresiva. Creí que sería una buena forma de empezar. No lo soy, pero si soy teatrera y rara. Sea bienvenido a un blog lleno de gritos, manzanas confitadas y ganchos para la ropa. 
1 Protagonista de el libro El túnel, de Ernesto Sábato. Se da la coincidencia de que es uno de mis libros favoritos, pero no soy tan loca de patio como para crearme una historia similar a la de él. No se asuste, lector. O asústese, me da lo mismo.